Semana 77

mayo 25, 2020
2 min read

Estoy segura que han escuchado hablar de «poner límites», es algo bastante sonado pero, en lo personal, creo que lo había mal entendido por mucho tiempo.

Desde que inicié mi proceso he trabajado constantemente en conocerme: mis creencias, mis gustos, mis necesidades, mis anhelos, mis prioridades, lo que quiero para mí y lo que definitivamente no. A raíz de esto, descubrí que era necesario establecer límites en diferentes áreas de mi vida.

Poco a poco he aprendido a tomar la responsabilidad de darle un lugar a mi voz y a mí misma, expresando lo que siento y quiero con firmeza. Aunque debo confesar que no ha sido nada fácil y, muchas veces, me he enfrentado a mis propios juicios, pensando que soy egoísta, mala persona o desconsiderada; y por otro lado, también he notado que en algunas personas mi actitud genera rechazo y molestia, pero sobre todo una frase constante: «te estás volviendo muy dura».

Y es que creo que, de entrada, a nadie nos gusta que nos pinten una línea y nos digan de ahí no pasas, porque no nos enseñan que los límites son saludables para todos; tanto para quien los pone, como para quienes nos rodean. Y que son justamente el camino para establecer relaciones sanas, de mutuo conocimiento y respeto; porque parte de reconocer nuestros propios límites, es aprender y aceptar que los demás, también los tendrán.

Así que después de mucha práctica, he aprendido que los limites NO son poner una barrera y volvernos de piedra, sino todo lo contrario, son una oportunidad de abrirnos a los demás, de expresar nuestros sentimientos, de mostrarnos auténticos y de actuar sin traicionarnos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *