Semana 73

abril 21, 2020
2 min read

Grosera, una etiqueta que llegó con la adolescencia y  pareciera que nunca desapareció, al menos hasta hoy. Por años saber que siempre por mis groserías lo “arruinaba todo”, fue algo que me causaba mucho dolor; así que en el afán de subsanar esa característica indeseable en mí, decidí actuar de forma completamente opuesta a lo que según yo se refería la gente.

Intenté volverme una persona más accesible, que decía que sí a todo, una persona complaciente, y que en muchas ocasiones se quedaba callada; todo esto, según yo, con el deseo de que mis buenas acciones pesaran más.

Para mi sorpresa, por mucho que me esforzara, en cuanto me “salía del huacal”, la etiqueta volvía a hacerse presente. Entonces, me empecé a cuestionar si en realidad estaba siendo grosera o simplemente, no estaba «cumpliendo» con lo que los demás querían.

Este es solo un ejemplo de las etiquetas que he ido recolectando en el camino; unas buenas, otras no tanto, algunas impuestas y otras aprendidas, todas forman parte de lo que creo acerca de mí misma; pero ya estoy cansada de que justamente las que duelen sean las que controlen mi vida. 

Así que he decidido que ya no más, no sigo siendo la misma persona de hace 15 o 10 años, de hecho ni siquiera soy la misma de hace unos meses, porque cada día aprendo otro poquito y desaprendo lo que no me sirve, lo que me pesa o lo que me hace daño. 

Hoy por fin decido liberarme y de una buena vez arrancar, de mi mente y mi cuerpo, una de las etiquetas que más me ha limitado.

Comments

Sandy

Que bueno leerte de nuevo y más con algo que también siento ha sido parte de mí las etiquetas que otros imponen o yo misma ..pero que pasa cuando si son reales esas etiquetas y ya las entendemos , sabemos que estan mal y es casi imposible salir de ellas..😟

@ovejaverde.mx.

Definitivamente!!! Eso de las etiquetas es algo que llevas cargando toda tú vida, y en lo personal, a lo largo de mi vida, he aprendido que sólo de mí depende seguir cargando ese costal de etiquetas impuestas en mi caso por mi familia. Desde hace años me liberé de todas esas etiquetas que sólo me dañaban y me hacían sufrir. Ahora, con tanto aprendizaje a lo largo de mi vida, decido ser feliz por mí y para mí y sobre todo libre de todas las etiquetas, juicios y prejuicios establecidos o impuestos por los demás. He aprendido que la opinión de otros es su opinión, no es mi opinión, así que si no les gusta lo que hago o diga, se pueden tapar los ojos o bien las orejas o ambos. Mi felicidad es mi prioridad!!! Gracias por compartir ese post, me hiciste recordar….

Roberto Pèrez Moreno

Excelente siempre hay que dejkar atras y sacar lo malo felicidades

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