Semana 27

febrero 4, 2019
2 min read

Últimamente he notado que ando a la defensiva o, como dicen por ahí, “con la espada desenvainada”. Pareciera que estoy esperando a que alguien, diga o haga algo, para iniciar el contrataque.

Platicando con mi psicóloga sobre la situación, pude descubrir que tengo emociones que no han sido expresadas en el momento correcto y que ahora, a la mas mínima provocación, buscan salir; obviamente en el peor modo posible, afectando mi ánimo, mis relaciones afectivas y, por supuesto, ¡mi peso!

Creo que la ira es una emoción que todos hemos experimentado en algún momento de nuestra vida; así que no me juzguen, no soy la única gordita rabiosa; el problema es que nadie nos ha enseñado a expresarla de forma constructiva.

Y es que así como sacamos la basura de la casa, esa que huele mal y contamina todo el ambiente, creo que debemos deshacernos de esos sentimientos negativos que solamente nos intoxican. Sé que para esto hay muchas técnicas efectivas, como hacer alguna actividad física, meditar o hasta irse a un lugar apartado a gritar; pero muy a mi estilo, creo que hacer una carta de mentadas de madre, es una excelente idea, si, leyeron bien, ¡mentadas de madre!

Mi psicóloga me ha explicado que cuando hacemos este tipo de cartas, el propósito no es leerlas constantemente para reflexionar, sino que es una oportunidad de expresarte libremente, sin fijarte si esta bien escrito, si tiene sentido, ni mucho menos juzgarte. Por lo que me tomé un espacio para mí sola, donde me permití escribir todo lo que sentía me estaba asfixiando.

Al terminar, tomé las páginas y las rompí. Me embargó una sensación de paz, me sentí renovada, como una pizarra en blanco y por primera vez, en mucho tiempo, sentí que respiraba sin esa sensación que me oprimía el pecho.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *