Esta semana decidí limpiar mi closet. Y es que me di cuenta que cada día, cuando llega el momento de vestirme, se vuelve una monserga; ya que aunque tenga mucha ropa que me encantaría ponerme, la realidad es que no me queda ni la mitad de ella.
Tengo vestidos, algunos aún con etiqueta, que no me entran; blusas que no me bajan del busto; shorts, pantalones y faldas que no me cierran o algunos no me suben más allá de las rodillas; todos de cuando este cuerpecito no estaba rellenito.
Toda esa ropa está cargada de recuerdos, pero sobre todo de añoranza, añoranza por un cuerpo que hace mucho tiempo no tengo.
Me di cuenta que por años he guardado esa ropa, según yo, para motivarme y algún día volver a usarla; pero la realidad es que lo único que logro es torturarme y reprocharme diariamente por no cumplirlo.
Así que decidí que eso tenía que acabar y me puse en modo Marie Kondo, porque ya es momento de hacerme espacio a mí misma, a mi realidad, a la que soy hoy.
Y aún así me quede con poca ropa, quiero que el abrir mi closet lo pueda hacer con gusto y con la seguridad de que no importa lo que escoja, será de mi talla, estaré cómoda y no desataré una batalla interna cada que me vista.
Pues yo también tengo mucho que sacar del closet, creo que nos suele pasar a todas. Y si no te sientes a gusto con tu cuerpo o añoras el de antes trata de hacer más ejercicio y optar por cosas saludables…si es que deseas bajar y si estás feliz así pues bienvenido sea . Si quieres tener una amiga blogger te dejo mi link.
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Xoxo
NOOR
Parece que lo hubiese escrito yo.
Además de lugar en el coser, te queda, ademas, la satisfacción de regalar esa ropa a alguien que la necesite.