Semana 56

octubre 14, 2019
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Hace unos meses tuve la oportunidad de salir de compras con una amiga y lo que antes, cuando no me preocupaba de los kilos extras, nos parecía algo súper divertido, esta vez fue toda una lección para mí.

Andábamos en búsqueda de algo para estrenar por la noche, ya que habíamos quedado en salir a divertirnos a un bar de comedia. Yo iba mentalizada, quería comprar algo diferente a lo de siempre, no quería el clásico pantalón, así que elegí una falda corta con botones al frente; tomé la talla que creía me quedaría, pero cuando entré al probador me di cuenta que no estaba ni cerca de cerrarme, por lo que salí muy optimista a buscar la siguiente talla, después de varios viajes, aumentando de talla, llegué a la talla más grande de la tienda y aún así seguía apretándome. 

Me daba muchísima pena comenzar a quejarme, que mis traumas salieran a relucir o que sí preguntaba por la sección de tallas extras, obtuviera una respuesta desagradable que arruinara el momento. Así que decidí quedarme callada y comprar la falda, aunque tuviera que sumir la panza

Lo que nunca consideré, es que una cosa es que la falda me apretara mientras estaba parada, pero otra diferente, es que al sentarme me cortaría la respiración y que además no podría separar las piernas, por lo que mis muslos estarían rozándose y ardiendo durante toda la noche.

Y es que durante años nos han hecho creer que la belleza consiste en usar una cierta talla, entre más chica mejor. Así que vamos por la vida en una lucha constante intentando entrar en la ropa, aunque no podamos respirar, movernos a gusto o tengamos que meternos en fajas para el torso, para las piernas, ropa interior de talle alto o  tipo corset, con tal de lograrlo.

Pero a partir de esa experiencia, esta gordita decidió que nunca más se sacrificaría por pena, que sí algo no me queda, no me queda y punto, y que si necesito preguntar dónde están las tallas extras, lo haré con seguridad.

Además he aprendido que mi cuerpo es tan único, que me he autodenominado multitalla, ya que dependiendo de la marca, tela y tipo de prenda, es la talla que me acomoda. Y hoy he decidido dejar de mortificarme por ello

Comments

Yaritza

Tenía a penas 25 años y ya pesaba 100kilos por varios factores entre ellos el sedentarismo. Por ese entonces ir de compras era literalmente un error ya que no encontraba mi talla y a diferencia de esta historia yo siempre usado ropa olgada entonces todo me apretaba o simplemente no me entraba; lo peor era ir con mi novio porque me fustraba y me de quitaba con el.
En cuanto a la ropa… La moda no es para todas y tampoco es para quien le acomoda.
Ahora todo es diferente (tengo 30años) comencé un tratamiento para bajar de peso, ya con 20kilos menos aún me compro ropa xl y con el peso que tengo ahora encuentro mas ropa ‘grande’ que antes… Un así es frustrante porque todo pasa por la marca mas que por el cuerpo de las personas.

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