Semana 61

noviembre 25, 2019
2 min read

Dicen por ahí que hay comidas que te transportan, ya sea a algún momento, a un lugar o al lado de una persona.

En mi casa, mis papás son amantes del café, sin importar el excesivo calor que caracteriza a mi ciudad de origen, ambos son dados a tomar varios durante el día y a terminar una comida familiar con una buena taza de café y, por supuesto, esto significa el comienzo de una sobremesa larga y tendida.

Algo que nos da mucha risa, es que todos tenemos algo que ver con el café de mi mamá; no sé si es porque le queda riquísimo o porque verla tomárselo con tanto gusto hace que se nos antoje; pero siempre que vemos que suelta su taza, aprovechamos a robarle uno o varios traguitos, según nosotros, sin que se de cuenta.

Últimamente ella ha estado un poco delicada de salud y en esta ocasión, por diversos motivos, no me ha sido posible ir a verla y eso me tiene con el corazón apretado. Pero algo curioso, es que justamente en los momentos que estoy pensando en ella, se me viene un antojo repentino de un rico cafecito.

Si bien es verdad que no me voy a tomar mil tazas al día, creo que esta es mi forma de sentirme cerca, a pesar de los más de 4 mil kilómetros que nos separan.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *